PASOLINI, NO TE LLORAMOS

«Sporco comunista«, «mascalzone«, «frocio«, «fetuso«… («sucio comunista», «sinvergüenza», «golfo», «maricón»...). Son las últimas palabras que escuchó Pier Paolo Pasolini antes de morir en la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975. Los mismos insultos que ensucian su monumento funerario, que recuerda el lugar donde se perpetró el homicidio en un desolado paraje de Ostia, a 30 kilómetros de Roma.

Pasolini murió a manos de un joven chapero, que lo embistió con su propio coche tras haber contratado sus servicios, en el balneario popular de Ostia. Era para entonces un reconocido intelectual de la gauche caviar (estos rojos-liberales de pastel que no renuncian al modo de vida burgués) y gozaba de una posición económica muy acomodada (tenía un castillo en propiedad). Desde luego tuvo un final acorde con una persona que se encumbró gracias ser el promotor de la cultura basura más asquerosa que una mente humana (?) pueda concebir.

Para ejemplo la desagradable «Saló o los 120 días de Sodoma« (1975), realizada con objeto de elaborar una película útil para el labado de cerebro y la tortura psicológica del Sistema, cuya difusión debería estar prohibida por ley (lo está de hecho en muchos países) y se debería haber detenido a Pasolini (su director) por pederasta al haber utilizado a actores menores de edad y obligarles a hacer actos desagradables propios de una mente degenerada como la suya (muchos actores y actrices apenas tenían 14 años). Encima, típico en todos estos rojo-burgueses, viendo la que se le venía encima dijo que no, que lo que retrataba eran «metáforas»…no hay escusas, y precisamente esta última salida suya demuestra su cobardía, ya que él sabía perfectamente del poder que tienen las imágenes.

El hilariante argumento de la película es que unos jerarcas fascistas viendo el final de la guerra, se refugian en un palacio con prostitutas, las hijas de algunos de ellos y unos jóvenes que secuestran. Allí hacen todo tipo de actos sexuales aberrantes, tomando un papel protagonista la escatología: los jóvenes son obligados a comer sus propios excrementos y a mantener relaciones homosexuales. Además son torturados continuamente. Todo esto solamente ocurrió en la mente enferma de Pasolini.

Lo increible es que haya quien aclama a este pervertido y pervertidor como un ídolo cultural. Desde luego que a muchos los definen sus ídolos.

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